El gay y su libertad.

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Cuántos actúan creyendo vivir en aparente libertad, cuántos creen que son libres. Muchos. Creyéndose que la libertad está en hacer lo que se quiere, sin rendir cuentas a nadie, aparentemente. ¿Esta situación, me pregunto, se produce de esta manera? Tengo la opinión que muchos de los que verborrean públicamente, sobre todo entre sus amigos y colegas varios, que son LIBRES no lo son en absoluto. Fingen de la peor manera posible, haciéndolo con orgullo aunque solamemente estén engañándose a sí mismos. Construyen un relato y en él se posicionan publicamente a través del hedonismo.

Estamos en el período que más veces necesitamos repetirnos y significarnos como personas libres.¿Lo somos? o necesitamos comunicar a nuestros followers que así somos, aunque, muchas veces somos incapaces de mostrarnos tal y como somos.

Muchos necesitan velarse y esconderse en el cobijo de los amigos, y ahí a voz en grito o con la boca chica proclaman que son libres porque pasan de todo, porque «hacemos lo que queremos y con quien queremos, por supuesto, también cuándo queremos». Sin embargo, fuera del entorno directo no somos más que hombres y mujeres, que no asumimos nuestra hipocresía. Somos niños vestidos con cuerpos de adultos fingiendo que todavía estamos en la adolescencia, fingiendo que somos lo que aún ni siquiera hemos alcanzado: la libertad. No hay nada más placentero que saber a través de un me gusta que el otro te está significando como tú has decidio mostrarte al mundo: aunque estés siendo la persona más falsa que puede haber. Puesto que si de verdad vives en libertad no necesitas de su justificación contínua.

Apelamos mediante la evocación de ciertos poemas, novelas o canciones a la libertad, pero solamemte hacemos eso: evocar la palabra, porque tiene, entre sus significados, el placebo de conformarnos. Sin embargo, renunciamos al trabajo de comprender los conceptos; de ir a su signficado.Está sería la manera de vivir, en mi opinión, que evitaría engañarnos y caer tan fácilmemente en la hipocresía de las etiquetas de moda.

Por el contrario, los tíos que busquen ser tendencia vivirán más felices que aquellos obcecados en dejar entrar un poco de aire a la soledad acompañada de sus armarios, con tanto discurso sobre lo libres que son. Estos vuelven otra vez con su bla bla bla y entonces el ritmo se pudre y la canción, su canción, es ya una mierda, en cuyo rezume viven engañados.

Álvaro.

Julio Cortázar y yo.

Lo que siento leyéndolo…Muchas veces necesitamos pararnos a respirar para pensar si estamos haciendo lo correcto, si seguimos apostando por nosotros, o si por el contrario necesitamos paramos a coger impulso para salir corriendo y conseguir huir de todos, aunque, solamente necesitemos escapar de nosostros mismos, de lo que somos en ese  presente odiado. Muchas son las razones para llegar a ser quienes somos, en todas ellas la soledad nos acompaña y nos entreje, porque forma parte de nuestro ADN. Con los relatos de Julio Cortázar consiguo adentrarme en mi identidad por sus relfexiones entorno a sus personajes y lo azaroso de sus vidas, donde desempeña su papel el subconsciente, los deseos y las frustraciones del individuo.

Simplemente es esto y a la vez todo un mundo.

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Relato breve.

Habían decidido verse en la cafetería de siempre, la monotonía era la mejor realidad que podían aportar a la nueva situación en la que se encontraban. Estaban desesperados, acechados por el resentimiento y la vergüenza, pero, aun seguían necesitándose, tal vez, amándose todavía. Aquella mañana estaba nervioso, se paseaba pasillo arriba y pasillo abajo, cogiendo libros y dejándolos en el instante. Alejandro estaba decidido a irse con él; no lo dejaría después del recorrido que juntos habían realizado.

-¿Qué quiere este tío?- Se pregunta gritando al vacío de la sala. ¿Qué coño quiere de mí?. A ver Alejandrito entérate bien, no quiere saber nada; ya no quiere seguir peleando. Es un cobarde.-

-Esto es lamentable, nunca debería haber dado más de lo que debía. Ahora soy yo el que espera. Maldita sea, voy a llamarlo:

-Este teléfono está apagado o fuera de cobertura, si lo desea puede dejar un mensaje después de oír…

Vuelta al dormitorio vuelve a cambiarse de pantalón, y escoge un suéter amplio junto con una chaqueta de punto. Medio peinado en el ascensor sale a la calle, con la mirada perdida entre el hastío y la incredulidad, porque, no le ha cogido el teléfono conociendo perfectamente que estaba en el despacho. -Conmigo no se juega; se lo voy a explicar. – Estos fueron sus últimos pensamientos antes del desastre.

Pronto descubrió que se había suicidado. No había podido más, que él no había sido suficiente y que a partir de entonces nada lo sería.

Álvaro.

Últimas tardes con Teresa, Juan Marsé.

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El día de hoy, justo, he acabado de leerme la novela de Juan Marsé, llamada, Últimas tardes con Teresa, y, aquí os traigo mi reseña. Antes que nada, quiero deciros que me ha gustado mucho. Fue publicada en el año 1965 y rápidamente fue un éxito entre los lectores. Marsé fue descubierto por Carmen Balcells y en el año 2008 recibió el Premio Miguel de Cervantes.

El argumento es bastante sencillo, la trama de la historia discurre a través de su protagonista principal, apodado, el Pijoaparte y sus aventuras y desventuras en la ciudad de Barcelona, hasta que acaba concociendo a Teresa, una joven universitaria. Hasta aquí puedo contar.

Este joven es un gamberro pícaro de los años cincuenta, bastante pobre, que busca ascender en la vida. Lo que a menudo, muchos, suelen llamar progreso. Para ello, está empecinado en dar un braguetazo. Ligarse una burguesita con la que poder obtener un auténtico empleo. A partir de aquí van aconteciendo los distintos sucesos, a veces de manera muy entrañable, y, otras muchas veces de manera adolescente. No me refiero desde lo peyorativo sino desde la inocencia, desde el descubrimiento de los sentimientos y las reflexiones personales que conlleva.

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Para mí, esta historia, por encima de todo, es la experiencia de la heroicidad romántica, por parte del protagonista. Ese impulso por querer vivir mejor. Entonces, lo más interesante de esta novela, en mi opinión, se encuentra en el modo en el que esá contado. Juan Marsé mediante las descripciones y las metáforas nos va adentrando en los pensamientos, en los deseos y en las fustraciones de sus personajes. Teresa nos muestra cómo, un día, somos conscientes, que la vida no es suficiente, o, que no es como nosotros esperábamos. Estos hechos están envueltos en su innegable contexto. La España de los años cincuenta, un país muy clasista y pobre que la  Dictadura Franquista produce. Aquí se inscriben las batallas universitarias y los pensamientos revolucionarios; las ganas de querer cambiarlo todo y de sentir que muchas veces vamos contracorriente.

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No quisiera decir nada más para evitar destrozaros cualquier suceso relevante de la obra. Solo diré que buscaré más novelas del autor, porque, he disfrutado y aprendido de su forma de narrar. Este escritor forma parte de aquella generación que, aunque no soñó con vivir en el país que creció, aprendió y disfrutó con la escritura, a pesar que no todos pudieron hacerlo. De esta generación sobresalen tantos escritores, que ahora mismo solo me acuerdo de estos nombres. Es la época, por ejemplo, de Ana María Matute, Ana María Moix, Esther Tusquets, Carlos Barral, Jaime Gi de Biedma y su etcétera.

Una fotografía muy bonita es la siguiente:

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Que tengáis muy buenas lectuas.Nos vemos pronto, Álvaro.